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Tener un IMC (Índice de Masa Corporal) fuera del rango recomendado puede significar mucho más que unas tallas de ropa de más: es una alerta poderosa sobre posibles enfermedades graves como diabetes tipo 2, hipertensión arterial y dislipidemias.
El IMC se calcula dividiendo tu peso (kg) entre tu estatura al cuadrado (m²) y permite clasificar tu estado nutricional:
Estas categorías ayudan a identificar riesgos de salud incluso en personas que aún no tienen síntomas.
Según ENSANUT (2022), tener sobrepeso u obesidad se relaciona con un mayor riesgo de desarrollar diabetes, hipertensión arterial y dislipidemia:
Estos riesgos son especialmente altos en mujeres adultas mexicanas, que presentan más obesidad abdominal y mayor probabilidad de estas enfermedades.
El Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), recomienda mantener un IMC entre 18.5 y 24.9 kg/m² para prevenir la hipertensión arterial sistémica, uno de los principales factores de riesgo cardiovascular. La obesidad incrementa directamente la presión arterial por mecanismos hormonales y metabólicos.
Un IMC adecuado reduce notablemente la probabilidad de padecer las enfermedades crónicas más comunes en México:
Además, la obesidad también está asociada con mayor riesgo de otras condiciones como enfermedad renal crónica, apnea del sueño o ciertos tipos de cáncer.
Tu IMC no es solo un número: es una herramienta clave que refleja tu riesgo para enfermedades como diabetes, hipertensión y colesterol alto. Tener un IMC alto no siempre significa enfermedad inmediata, pero sí representa una señal de alerta para actuar a tiempo. Con pequeños cambios en tu rutina y chequeos regulares puedes proteger tu salud ahora y para el futuro.
Este es un material informativo. Para obtener un diagnóstico y tratamiento adecuado, consulta a un profesional de la salud.